














Aunque los impactos de la política monetaria en los derechos humanos son más indirectos que los de otras políticas macroeconómicas, como la política fiscal, no son por ello menos importantes, dado que esta política interfiere en la renta de las personas y, luego, en el acceso a los derechos.
La conexión indirecta pero significativa de la política monetaria con los derechos humanos puede ilustrarse con dos fenómenos e instrumentos típicamente relacionados con dicha política: la inflación y el otorgamiento de créditos. La inflación, en determinadas circunstancias, puede generar un riesgo muy cierto de comprometer el derecho a un nivel de vida adecuado, creando barreras para el acceso a la alimentación, la vivienda y los servicios básicos.
Por su parte, el acceso al crédito es un determinante cada vez mayor para la realización de ciertos derechos humanos que dependen de la prestación de servicios privados “mercantilizados”, que las personas frecuentemente no pueden solventar. A su vez, tanto el acceso como las condiciones de los créditos son, muchas veces, discriminatorios para ciertos grupos, en contra del principio de igualdad que los derechos humanos reconocen.
Los Bancos Centrales, entonces, no deberían permanecer indiferentes a los riesgos para los derechos humanos que generan sus decisiones. Tampoco deberían hacerlo otros organismos con incidencia en la “agenda monetaria global”, como el Fondo Monetario Internacional.
En este contexto, desde la Iniciativa por los Principios de Derechos Humanos en la Política Fiscal resaltamos la importancia de examinar más profundamente la relación entre la política monetaria y los derechos humanos, a partir de los siguientes puntos de partida, alineados con las directrices contenidas en los Principios de Derechos Humanos en la Política Fiscal.
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Las personas con discapacidad son el 15 % de la población mundial, y en América Latina y el Caribe suman 85 millones de personas. Si bien se trata de un grupo heterogéneo, algo tienen en común: enfrentan “diversas y severas barreras para participar en la vida social en igualdad de condiciones”. Su inclusión en las decisiones que tienen que ver con la política fiscal motivó a Alberto Vásquez y a Karina Huertas, del Center for Inclusive Policy (CIP), a escribir el artículo ‘Construyendo Políticas Fiscales Inclusivas para las personas con discapacidad’.
Entretanto, las políticas tributarias de la mayoría de países de nuestra región no generan los recursos suficientes para cerrar las brechas de acceso a servicios para garantizar plenamente los derechos de las personas con discapacidad, y los impuestos regresivos, que no tienen en cuenta la capacidad económica de las personas, tienen un impacto desproporcionado en esta población y sus familias, pues la discapacidad per sé afecta su capacidad económica.
El artículo, que pueden leer completo en nuestra web, se basa en nuestros Principios de Derechos Humanos en la Política Fiscal para orientar sobre cómo incluir la discapacidad en la formulación e implementación de las acciones que emprenden los gobiernos para obtener y asignar recursos públicos. Palabras más, palabras menos: para incorporar un enfoque de discapacidad en la política fiscal.
Vázquez y Huertas justifican este llamado por al menos dos razones: que nos permitirían estar más cerca de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y que nuestra región podría asegurar una asignación de recursos “más efectiva, relevante e igualitaria, para promover la inclusión y la participación plena y efectiva de las personas con discapacidad”.
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Los pactos fiscales son “la relación más importante entre los ciudadanos y el Gobierno”, porque dejan sobre la mesa quién paga en impuestos, cuánto paga y cómo se gastan estos recursos, dice María Goenaga, experta en sociología y educación fiscal, integrante del Comité de Expertos y Expertas de la Iniciativa Derechos Humanos en la Política Fiscal y la autora de del artículo 'La importancia de construir entre todos/as una cultura fiscal en América Latina y el Caribe. De acuerdo con Goenaga, estos elementos son particularmente importantes para las democracias de América Latina: “Sus resultados fiscales y la percepción que tengan los ciudadanos sobre estos estarán ligados a la legitimidad de la democracia y a la confianza en el gobierno”. Y es que, según el artículo, el contrato social está debilitándose en nuestra región debido a que los ciudadanos, cada vez más insatisfechos con los servicios públicos, no encuentran suficientes incentivos para pagar sus impuestos. De hecho, la moral tributaria de nuestra región se ha disminuido: según los datos del último Latinobarómetro (2016), más de la mitad de la población latinoamericana (53,4%) consideraba justificable no pagar impuestos.
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Edición Especial de la Revista Derechos en Acción (ReDeA), dedicada a la temática "Fondo Monetario Internacional y derechos humanos". La revista pertenece a la Editorial de la Universidad Nacional de La Plata, y esta edición contó con Juan Pablo Bohoslavsky y Francisco Cantamutto como editores invitados, y el apoyo institucional de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) y la Friedrich Ebert Stiftung (FES).
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